José Martínez de Toda, S.J.
(martodaj@gmail.com)
Febrero de 2011
ÍNDICE
Introducción: Situación
Características de la nueva comunicación
Criterios:
- Tener una actitud positiva
- La Iglesia (El Reino de Dios) nos pide que seamos sus voceros
- Contenido de nuestro mensaje
- Usar medios tradicionales y nuevos
- Criterios fundamentales de la visión cristiana de la información
- Las actitudes y cualidades del comunicador eclesial
- Educación para los medios
- Comunicación para la comunión.
- Glo-cal
- “No tengan miedo”. Debemos ser Luz del Mundo y Sal de la Tierra.
Necesidad de la evaluación.
Costos económicos.
Criterios para una Comunicación Pastoral
José Martínez de Toda, S.J.
(martodaj@gmail.com)
17 de enero de 2011
Introducción: Situación
La Iglesia tiene una presencia “más bien trivial” en los medios, entendiendo que el Pueblo de Dios está hoy conformado por gente aislada en sus hogares que tiene la mirada puesta en la televisión.
Las personas encargadas de los medios de la Iglesia o de la comunicación de la Iglesia son personas “venerables desde luego y en su inmensa mayoría clérigos-, que dirigen como pueden un programa religioso por radio o por TV, o que mantienen una columna en un diario, o que han puesto en marcha una revista, o que llevan un gabinete de información en su diócesis, y parece que no pueden hacer más de lo que hacen. Casi todos ellos tienen varios cargos pastorales y sufren con paciencia una desmedida falta de medios y de comprensión entre sus compañeros.
Y, sin embargo, en estas mismas reuniones se barajan toda clase de documentos oficiales y de informes expertos que patentizan la necesidad de que la Iglesia use los medios de comunicación para el cumplimiento de sus fines” (Raygón 1995).
¿Por qué se abandona a quienes intentan hacer algo?
La institución eclesial tiene que modificar estructuras y comportamientos, si desea ser aceptada en los moldes profesionales mediáticos, es decir, aceptada de otra manera. Porque para cualquiera es evidente que la presencia de la prensa católica está reducida a enunciados de verdades, a conflictos y a relatos de espectáculos populares. La Iglesia se presenta como detentadora de un sistema de verdades apodícticas y como demagogia festiva. En dos palabras: como poder.
Este triángulo Iglesia-Poder-Medios
Dificultades:
– Jesús de Nazaret nunca deseó el proselitismo como una condición de la parusía;
– segundo, la Iglesia dice que está en el mundo y, a la vez, que no es de este mundo;
“La gente está aislada en sus hogares, tiene puesta su mirada en la TV y sus oídos en la radio. Está ahí: detrás de los receptores. Pues bien: si está ahí, y los clérigos quieren de verdad llegar a ellos, tendrán que buscar los modos de llamar su atención por estos canales”. (Raygón 1995).
Hay un enorme desinterés sobre las cuestiones eclesiales entre los profesionales y las empresas informativas, sobre todo en España. Pero también es verdad que, cuando se les presenta adecuadamente una determinada parcela eclesial, la respuesta suele ser el asombro y el “yo no me podía imaginar que esto fuera así”.
“La política y la diplomacia eclesiásticas (seguramente las más experimentadas del mundo), sus conflictos internos y externos en una organización de 900 millones de miembros, sus opciones ideológicas, sus gestos magnánimos y mezquinos, el éxito multitudinario de muchos de sus espectáculos, expresados en acontecimientos, son interesantes para cualquier informador que se precie de ello. Con todo, opino que aún lo serían más si quienes abordan la información de un tema eclesial conocieran mucho mejor las estructuras organizativas de la Iglesia, las motivaciones profundas que las han creado y el desarrollo histórico y doctrinal de esta enorme institución. Sin todos estos acontecimiento no veo cómo pueden explicar -y no sólo narrar- la actualidad católica”. (Raygón 1995).
“Aparecen dos tendencias:
En primer lugar, los medios eclesiales no parecen previstos para una influencia real en la opinión pública.
En segundo lugar, la inversión en medios impresos es muchísimo mayor que en audiovisuales, aunque es muy reducido el número de diarios católicos, y la calidad y la difusión de sus revistas son más que modestas en general. O sea, que el hecho de que existan muchas publicaciones de la Iglesia no significa que la Iglesia haga mucho periodismo. La pobreza audiovisual parece indicar que todavía no ha comprendido que su misión evangelizadora se enmarca en una ciudad secularizada audiovisual y de imágenes. Sorprende que la riquísima tradición icónica de la Iglesia no haya sido capaz en nuestro tiempo de adaptarse a la radio y a la televisión. En todo caso, es un camino abierto a la investigación” (Raygón 1995).
“El 60% de las diócesis españolas no cuentan con un Plan Pastoral referido a los medios y el 35% de ellas no tienen presupuesto económico. El perfil genérico resulta así: carecen de regulación jurídica; son clericales; sus directivos tienen una formación específica, una dedicación y unos sueldos muy escasos; muchos de ellos carecen de colaboradores que, cuando existen, son voluntarios; los medios de producción y distribución son artesanales, lo que repercute negativamente en la penetración en los medios más influyentes y en el seguimiento de la misma información emitida. Todo ello no obsta para que las relaciones de estas personas con los profesionales de los medios suelan ser excelentes” (Raygón 1995)..
“Los destinatarios potenciales de sus productos son telespectadores y radioyentes, no lectores; en segundo lugar, las mayorías prefieren una Iglesia de masas, adaptada a la mentalidad de nuestro mundo y a la vez con capacidad para ofertarle tradición y sentido, no de comunidad comprometida.” (Raygón 1995).
La información religiosa está polarizada por el espectáculo y el conflicto.
Características de la nueva comunicación
<Nos colocamos en el contexto de la comunicación de hoy, con sus nuevas características que conocemos bien y que influyen profundamente en nuestro servicio cotidiano. Anoto tres: velocidad, globalización, fragmentación:
a.La velocidad. Requiere un modo de seguir y contrastar el nacimiento de las crisis en tiempos muy breves: la importancia de lo que sucede en el momento. Los tiempos son abreviados, en pocas horas una discusión se difunde por la red y se manifiesta en el sistema de los medios de comunicación y suscita interrogantes y objeciones que atraviesan a la Iglesia y a la opinión pública. La respuesta, o el inicio de la serie de respuestas, no se debe hacer esperar demasiado. Mientras más rápido, mejor.
<Nos encontramos en un tiempo caracterizado por la velocidad: ‘dromología’ (como hipódromo, velódromo). La rapidez con la cual se desarrollan las tecnologías, la velocidad en los medios de transporte, en las comunicaciones satelitales, la impresionante inmediatez de las acciones computarizadas. Todo es rápido, todo parece ser inmediato. Pareciera que los desarrollos tecnológicos no nos dan tiempo para pensar.
Estamos pasando de una concepción espacial del tiempo, de una temporalidad que permitía la espera a una necesidad de inmediatez. Queremos que todo se realice ya. Y esta mentalidad de inmediatez con relación al tiempo contrasta con la realidad de la dificultad de verificar esta misma inmediatez en el orden de lo social, de lo sicológico y de lo vital o existencial concreto. Nosotros y nosotras no cambiamos con la velocidad que los adelantos científico técnicos van desarrollando y exigiendo el tiempo presente.
Podemos, por tanto, estar viviendo una cierta esquizofrenia frente a la velocidad y la rapidez. Nuestras comunidades parecen marginales a la necesidad de evoluciones rápidas. Hacemos retiros, venimos a congresos y conferencias de todo orden, leemos esto y lo otro pero no verificamos los cambios reales en la vida cotidiana de las urgencias que vamos identificando en todos estos momentos de reflexión y análisis. En este mismo momento estamos viviendo esta realidad. Pensando ante las situaciones que tenemos que vivir como religiosos, saldremos de aquí y no nos veremos transformados fácilmente, o no cambiaremos fácilmente nuestros modos y modelos. Entonces, la rapidez con que van tantos fenómenos contrasta con la lentitud de nuestra adecuación a los mismos.> (Madera 2009).
La abundancia de blackberries indica la velocidad con que quieren vivir los que los tienen.
b.La globalización. Una crisis o un debate que nace en una zona, hoy con frecuencia se da a conocer también en otros países con mucha rapidez, y si hay un problema latente, este da la pauta a su vez para apuntar el problema en otra parte. (Como se ha verificado, por ejemplo, en la cuestión de los abusos sexuales).
c.Fragmentación. La multiplicidad de las voces, su fuerza y efectividad, hoy se manifiesta también más allá de las sedes clásicas, con frecuencia ligadas a las instituciones, dependientes o cercanas a la autoridad de la Iglesia, creando un conjunto de sujetos comunicativos muy variados e incontrolables en sus expresiones y generando con frecuencia fenómenos de confusión difíciles de clarificar.
La experiencia nos enseña:
a.En relación a la velocidad. La importancia de monitorear continuamente la red. La importancia del diálogo frecuente y continuo con los sujetos de quienes pueden y deben venir las respuestas. La importancia de instrumentos ágiles de difusión rápida de información y respuesta.
b.En relación a la globalización. La importancia de las relaciones con puntos de referencia de la comunicación en las diversas regiones de la Iglesia: oficinas o interlocutores de las Conferencias Episcopales o diócesis, o emisores probados de referencia.
c.En cuanto a la fragmentación y multiplicidad de las voces. La disponibilidad y actitud para dialogar sin estrechez, para hacer posible una dinámica de comprensión y no de división, que facilite la unión y la comunión.> (Lombardi 2010, 1).
- Tener una visión positiva de las comunicaciones sociales y su evolución
<Los documentos de la Iglesia ponen de relieve, con objetividad, los problemas relacionados con las comunicaciones sociales y con los riesgos y ambigüedades que conlleva su uso. No obstante, no se puede negar que en conjunto testimonian una perspectiva positiva – incluso diremos optimista- sobre el desarrollo de las comunicaciones sociales y sobre las posibilidades que ofrecen para poner en práctica la misión de la Iglesia. Los mismo títulos de los documentos suenan atractivos: Miranda prorsus (Los maravillosos progresos técnicos), Inter mirifica (Entre los maravillosos inventos de la técnica), Communio et progressio (La comunión y el progreso).
Creo que también nosotros debemos compartir esta actitud e intentar cultivarla. Por lo tanto, mi consejo es no tener una actitud temerosa o de prejuicio negativo hacia las comunicaciones sociales y sus agentes, sino hacer todo lo posible para aprovechar las posibilidades apostólicas del uso de los instrumentos de comunicación.> (Lombardi 2010, 1-2).
Experiencia positiva de los grandes viajes: Reino Unido, Francia, USA… Encíclica “Caritas in veritate”. (Lombardi 2010, 2)
2.La Iglesia (El Reino de Dios) nos pide que seamos sus voceros
<En nuestra situación, no se trata de algo que nosotros mismos hemos buscado o que nos hemos inventado, sino de una tarea que nos ha sido encomendada por la Iglesia.> (Lombardi 2009, p. 3)
3.Contenido de nuestro mensaje
Hay dos direcciones principales para las que pueden servir:
1–El anuncio del Evangelio y del mensaje de la Iglesia.
Comunicación católica unida a comunicación profana
<Lo que nosotros comunicamos por encargo de la Iglesia no es un mensaje abstracto, deslindado de la vida real de la gente, de nuestros hermanos y hermanas entre quienes y por quienes vivimos… No somos nosotros quienes hemos de inventar los contenidos de la misión sino que los recibimos, los leemos en relación a los problemas del tiempo, a las expectativas del auditorio, los traducimos y los explicamos “inculturándolos”. Nosotros vemos el anuncio de la Iglesia estrechamente relacionado con la realidad del mundo; no pensamos en una comunicación católica separada de una comunicación “profana”, aquello que nos interesa es el hombre, todo el hombre y sus problemas vistos desde la perspectiva del Evangelio.
Ciertamente, nos interesa la vida de la Iglesia en su acontecer cotidiano, pero también toda la vida de la humanidad con sus problemas de desarrollo, de justicia, de paz, de crecimiento humano moral y espiritual y con sus riesgos y sus problemas. Por ejemplo, la información de Radio Vaticano mira a no ser una información solo eclesiástica sino integral, y el Papa es para nosotros el principal comentador, incluso en lo que se refiere a los hechos de la humanidad de hoy sobre los cuales suele intervenir indirectamente con sus enseñanzas de carácter más general, pero también directamente con sus llamamientos y con sus valoraciones sobre los desarrollos sociales y políticos en relación con el bien de la persona y de la sociedad.> (Lombardi 2009, p. 3-4)
2(Falta búsqueda de Rodríguez)
3–La construcción de la comunión y de la comunidad eclesial.
Prioridades en la comunicación. La atención a lo central. Las prioridades auténticas.
Uno de los aspectos fundamentales para orientar los debates en la Iglesia, creo que es la claridad en el comprender lo que es importante de lo que no lo es, tener una “jerarquía” correcta de los temas. La prioridad esencial:
–Dios y la dimensión religiosa del hombre (una fe amiga de la razón),
–Jesucristo que nos revela el verdadero rostro de Dios (Deus caritas est / Dios es amor),
-el ecumenismo como fidelidad al mandato de Cristo,
-el diálogo entre las religiones para alimentar la dimensión trascendente de la vida,
-el esfuerzo por traducir la fe en obras de caridad y de solidaridad para la construcción de un desarrollo integral.
Ir hacia lo central, preocuparse por el centro, al que convergen las serias preocupaciones de la prensa católica y de la comunicación secular preocupada por el destino de la persona y de la humanidad.
– Un mensaje positivo sustancialmente rico.
– Indicar fiel y sinceramente los riesgos de la pérdida de las referencias esenciales para la orientación de la vida y de la sociedad: cerrazón en un horizonte materialista, pérdida de las raíces cristianas y de los términos fundamentales de la antropología cristiana, relativismo y subjetivismo que destruyen a la comunidad.
– Mensaje que es contra corriente en el mundo secularizado. Mensaje indefenso.
– Cambio del contexto histórico: de la confrontación Este-Oeste con el comunismo, a la confrontación con el mundo occidental secularizado que influye en todos los países.
No hay ya una “alianza política” contra un enemigo común (comunismo), sino que sólo se tiene la fuerza de la fe y de la razón.
– Pero un mensaje que puede ser escuchado con respeto y atención y que haga pensar.> (Lombardi 2010, p. 1-2)
4.Usar medios tradicionales y nuevos
<Ello introduce una reflexión, que me parece importante, sobre la relación entre los medios tradicionales y los nuevos medios en nuestro servicio eclesial.
Hay un número cada vez mayor de personas que no son alcanzadas directamente por el mensaje de la Iglesia, pero que pueden ser alcanzadas a través de los medios.
Debemos estar atentos para percibir cuáles nuevos caminos debemos emplear, para alcanzar mejor a nuestros interlocutores. Esta atención debe estar acompañada por una sabia prudencia. A menudo las nuevas generaciones o grupos específicos recorren nuevos caminos de comunicación social, pero otros permanecen ligados a sus costumbres y no los debemos abandonar…
Pero ciertamente muchos jóvenes hoy usan modos diversos de comunicación, por medio de Internet, i-pod o móviles, etc. Y hay tendencias en pleno y gran desarrollo en este campo. Debemos ser capaces de interceptarlos y encontrarlos en estas nuevas vías de comunicación, ofreciéndoles signos de nuestra presencia y respuestas a sus preguntas o necesidades.> (Lombardi 2009, p. 2-3)
5.Criterios fundamentales de la visión cristiana de la información
<Naturalmente en esta actividad tratamos de actuar los criterios fundamentales de la visión cristiana de la información, válidos para todos los medios y que podemos brevemente recordar:
Servicio a la verdad y a la objetividad, colocándonos en una perspectiva cristiana, ofreciendo los datos de los problemas y tratando de ayudar a los oyentes a reflexionar sobre sus causas, exponiendo las posiciones de la Iglesia. Muchos oyentes -en diversas regiones del mundo- nos dicen apreciar una información que no esté guiada por intereses económicos, políticos o ideológicos, y que en esto se distingue de la de muchas otras emisoras internacionales, dependientes de fuertes intereses políticos.
Servicio a una visión de la realidad que no excluya a Dios. Benedicto XVI insiste sobre la necesidad de un “realismo” que no reduzca a la sola materia, a la economía y a la técnica, las realidades de este mundo. Por esto es importante no dividir rígidamente la información entre sacro y profano, entre eclesiástico y mundano, sino demostrar que las dimensiones y las motivaciones morales y religiosas son parte esencial e importante del mundo de la vida. Desde este punto de vista es muy significativa la “jerarquía” de las noticias, el orden con el que se dan. En un mundo confuso y que desorienta, uno de los grandes servicios que debemos hacer es ayudar a las personas de hoy a “poner orden” en el propio modo de ver las cosas y los acontecimientos, a distinguir aquello que es más importante y grave de aquello que lo es menos.
Servicio a la justicia. Debemos dar particular atención a las áreas más pobres y a las guerras olvidadas, reaccionando ante el gran desequilibrio existente en la información mundial entre “Norte y Sur” -sea sobre noticias, sea sobre las posibilidades de informar y ser informados-, valorizando las grandes posibilidades que la Iglesia tiene de tener una visión más justa de los problemas, gracias a su presencia capilar y cercana a la gente en tantos lugares del mundo (con sus misioneros, sus actividades asistenciales, etc., que pueden convertirse en puntos preciosos de información de primera mano).
Me enorgullece el que en una reciente investigación realizada en Italia sobre la información internacional en lo que respecta a las noticias sobre los conflictos y las “guerras olvidadas” en el mundo de hoy, Radio Vaticano ha resultado ser la emisora que ha dado el mayor número de informaciones, superior al de la RAI (Radio televisión italiana), incluso sumando todos los canales de la misma RAI.
Servicio para la paz. Debemos tratar, siempre, de favorecer la comprensión y el diálogo entre las diversas posiciones y los diversos pueblos y no acentuar las contraposiciones. Saber “estar” con paciencia en las tensiones incluso al precio de ser criticados. Usar siempre y con decisión un lenguaje respetuoso hacia los demás, equilibrado y no agresivo, capaz de inspirar serenidad de juicio y comprensión recíproca… ¡Qué difícil es, pero a la vez importante, ayudar a quien vive en primera persona un conflicto -pienso en los de los Balcanes o en África, que han involucrado personalmente a muchos de nuestros redactores de diversos equipos lingüísticos- a no dejarse arrastrar y dar una información o evaluación parcial, como aquellas que eran proporcionadas por la mayor parte de los órganos de información de los países en lucha, sino a hablar siempre como voz de la Iglesia, que se coloca por encima de las partes y prosigue, a cualquier precio, exhortando al diálogo, a la reconciliación y la paz.
En el ámbito de la formación para la paz, la información… tiene un campo sumamente rico y actual en el ecumenismo y en el diálogo interreligioso (pensemos en nuestro modo de hablar del Islam, o en nuestro modo de hablar hacia Países donde gran parte de nuestro auditorio o nuestros lectores no son católicos o ni siquiera cristianos, aunque también en el interior de nuestros Países europeos hoy el número de los musulmanes es altísimo).> (Lombardi 2009, p. 4-5).
6.Las actitudes y las cualidades del comunicador eclesial
<El comunicador eclesial, sea el Obispo o su portavoz encarna en la comunicación pública de vez en cuando el pensamiento, los juicios y las elecciones de la comunidad de la Iglesia. Por ello, cuidar bien su presencia en el mundo de los medios no es un lujo, sino un deber, que corresponde a la misión eclesial, desde el momento que para muchos no hay un contacto directo con la Iglesia, sino aquel que es mediado por lo que se lee, se ve, y se escucha a través de los medios.
a.Ante todo, nunca hay que dejar de insistir en el empleo de un lenguaje claro, simple y comprensible, no demasiado abstracto y complicado o especializado… Si queremos que un mensaje “pase” y permanezca en la memoria del que nos escucha, debemos ser capaces de indicar con sencillez y claridad su núcleo central. Si no lo hacemos, no podemos quejarnos luego de que se hagan presentaciones o interpretaciones parciales o desviadoras. Así, si presentamos un documento, hay que saber ofrecer una síntesis, un comunicado breve, una frase inspiradora, aunque para su profundización se requerirá siempre la lectura del documento completo…
b.Luego, hay que ser siempre verídicos y claros. Hay que decir siempre la verdad, también ante preguntas difíciles. De lo contrario, tarde o temprano se cae en contradicciones; ello se nos echará en cara sin piedad y el daño será más grave. La conciencia tranquila que proviene del decir siempre la verdad es la premisa fundamental para afrontar serenamente toda situación, por difícil que sea.
Ello no quiere decir que hay que decir siempre todo: pueden haber justos motivos de discreción y prudencia; pero todo lo que se dice debe ser verdad, debemos poder asumir la responsabilidad de lo dicho. La verdad es principio fundamental, en particular, en la denominada “comunicación de crisis“, cuando se es atacado por escándalos o errores. No hay nada peor que pensar que se puede mejorar la situación negando la verdad.
c.Cuando se nos presentan algunas preguntas que merecen una respuesta, hay que darla y no hacer esperar mucho esa respuesta. Es cosa buena estar disponibles y responder – personalmente o por medio de una persona delegada – si nos buscan por teléfono o por e-mail. Ello genera credibilidad y confianza, mientras que el escabullirse y la reticencia generan desconfianza y sospecha.
También la prontitud es importante para no hacer crecer olas de agitación, o no dejar que se difundan ampliamente informaciones falsas o inexactas, que luego es difícil rectificar.
Hay que tener en cuenta que los periodistas deben escribir noticias – es su trabajo, a menudo están obligados a ello si hay algún tema del que se está hablando – y, por lo tanto, si no reciben respuestas atendibles, tienden naturalmente a desarrollar hipótesis o conjeturas, o a dar sus explicaciones.
También hay que pensar que hoy la información es un flujo continuo a través de la red y los sitios, en tiempo real, y no hay un día de tiempo para responder, hasta cuando se impriman los diarios de mañana. Por lo tanto, cuanto antes se da la respuesta o la información correcta, es mejor. Por lo general, es mejor encauzar y guiar la información siendo los primeros en darla, y no tener que correr detrás de una información no correcta.
d.Naturalmente, es importante la cualidad y la autoridad de las tomas de posición y de las intervenciones. Estar disponibles no quiere decir intentar ser omnipresentes en los medios, dando la impresión de estar buscando notoriedad. Los media pueden ser desleales: crean con gusto a sus protagonistas y después se deshacen de ellos en breve tiempo, o en otros casos los vuelven esclavos del tipo de imagen que han creado de ellos. Por lo tanto, hay que saber bien qué cosa se quiere comunicar y hacerlo con medida en los momentos importantes. Lo ideal es lograr que nosotros mismos seamos quienes “llevamos la batuta” de la comunicación creando las ocasiones propicias y lanzando los mensajes que nos apremian.
En la comunicación es importante “ser uno mismo”. Cada uno tiene su propia personalidad como comunicador. Benedicto XVI es distinto de Juan Pablo II, pero él también – come vemos cada vez más – es capaz de comunicar con un estilo suyo. Algunos son más amenos, otros más sobrios, etc. Pero lo importante es que se vea que el que comunica es una persona sincera, que “da la cara” por lo que dice, capaz de trasmitir convicciones y emociones, más allá de un lenguaje frío y burocrático… Debemos recordar que el testimonio y la experiencia vivida son generalmente mensajes mucho más eficaces que los razonamientos conceptuales o que los largos discursos: está bien que también nuestra comunicación lleve en sí elementos y aspectos de esta naturaleza.
e.En fin, una observación: si hay cosas verdaderamente reservadas y que por buenos motivos no se deben hacer públicas, no hay que decirlas, por último ni a los amigos. En el mundo actual la discreción – el ser reservados – no existe o no se considera como un valor, y no nos podemos lamentar si circulan noticias que nosotros mismos hemos dado. Creo que ser buenos comunicadores conlleva también saber observar los límites de la comunicación, distinguir bien entre lo que se debe comunicar y el tiempo en que hay que comunicarlo y lo que no hay que comunicar o lo que todavía no se debe comunicar.
f.Un aspecto que considero importante subrayar, además del de los contenidos de la comunicación, es el de la pastoral de los agentes de la comunicación, es decir, la relación con los periodistas y la calidad personal de esta relación.
Es necesario tener presente que se trata de personas concretas, con sus problemas humanos y laborales, con las indicaciones que reciben de sus directores y que, a veces, condicionan fuertemente su libertad. Manifestar atención y comprensión por ellos, buscar ocasiones de encuentro incluso personal, invitarles a participar en momentos comunes (Fiesta del patrono san Francisco de Sales, Jornada mundial de las comunicaciones sociales, principio y final del año pastoral…), en ciertos casos participar en momentos cruciales de su vida, o solidarizarse cuando están siguiendo acontecimientos importantísimos o dramáticos, o agradecerles la atención demostrada en ciertos acontecimientos importantes para la comunidad eclesial… Todos estos son modos para crear una mayor sintonía que facilita la confianza y la comprensión recíproca.> (Lombardi 2009, pp. 5-7).
7.Educación para los medios
<¿Qué vamos a hacer con los medios? Es muy simple y muy complejo:
Simple, porque se trata de formar criterios para un libre uso de estos medios, y
Complejo, porque no podemos eludir los influjos y las consecuencias que sobre cada persona ellos van teniendo: la creación de relaciones virtuales que puede generar el olvido de las relaciones tú a tú, la dependencia de nuevas formas de relación como el chat. Tales situaciones… no se ubican solo en las áreas citadinas de nuestros países, sino que ya están en los campos y pequeños poblados rurales.
La vida religiosa es y debe seguir siendo profética. Su rol con relación a las nuevas tecnologías es reconocerlas en su grandeza como parte de la condición de imagen de Dios que somos los hombres y las mujeres de este mundo, pero debe ser libremente crítica frente a la perversión de los valores o la negación del sentido fundamental de lo humano. Una ‘ciencia con conciencia’ en contraste de un desarrollo de la ciencia en sí, que supedita lo humano a la creatividad y el deseo irrestricto de conocer, propio de nuestra condición de humanos y humanas.> (Madera 2009, pp. 1-2).
Una descripción más completa de la educación para los medios comprende seis dimensiones. “La educación para los medios es un proceso que busca formar en el sujeto estas dimensiones educativas: que sea alfabetizado mediáticamente, consciente, activo, crítico, social, y creativo, pero entendidas según las teorías más recientes. Tal educación le permitirá participar más plenamente en la cultura popular contemporánea, tal como es presentada en los medios masivos”. (Martínez de Toda 1998).
8.Comunicación para la comunión eclesial y humana a todos los niveles
Los instrumentos de comunicación social católicos son instrumentos fundamentales para la construcción de la comunidad cristiana y de la más amplia comunidad humana.
La comunicación, tanto como información como circulación de otros mensajes, testimonios, profundización, etc. tiene que estar al servicio de la comunión eclesial.
“Comunicación para la comunión” debe ser un lema persistente, que inspira continuamente todo el trabajo de comunicador y que es fundamental, para indicar a mis colaboradores inspiración y orientación en su trabajo de servicio eclesial como comunicadores. Es un lema más concreto de lo que puede parecer a primera vista: guía las opciones del lenguaje, del planteamiento de escucha y de benevolencia hacia todos los interlocutores, el placer de crear ocasiones de diálogo y de comprensión recíproca, también en el campo ecuménico, interreligioso, etc.
Es un planteamiento decisivo: yo quiero siempre hablar solamente para unir y no para dividir. Todos debemos caer en la cuenta de que la comunicación es el camino poderoso y eficaz para construir la comunión eclesial, ésta es la premisa para tomar la decisión concreta para sostenerla y promoverla con todo el corazón.
El discurso de la comunicación para la comunión se articula naturalmente en diversos niveles: en la Diócesis, pero también más allá de sus confines, para abrirse a los horizontes de la región, del país, del Continente, de la Iglesia universal. En efecto, es precisamente la comunicación social el camino principal para unir cotidianamente los fieles a la comunidad más amplia de la Iglesia, inmersa en el mundo…
La buena comunicación en la Iglesia necesita la integración de los distintos niveles de comunicación, cada uno de los cuales es necesario, y deben ser complementarios entre ellos: el nivel local (parroquial o diocesano), el nivel intermedio (normalmente nacional), el nivel universal. El Obispo, la Conferencia Episcopal, el Papa deben estar presentes en el horizonte de la comunidad católica y de cada fiel como miembro de la Iglesia…
Pienso que se debe buscar, en los respectivos países, las formas más eficaces de colaboración en el campo de las comunicaciones sociales, para garantizar al mismo tiempo la vitalidad de la comunicación local y la dimensión más amplia, que forma el sentido de la universalidad y de la unión de la Iglesia universal. En muchos Países ésta es la dirección en la que se ha procedido, y es natural que sea así.> (Lombardi 2009, pp. 7-9).
< Quien trabaja en la comunicación, en la Iglesia y de la Iglesia, en el mundo, debe tener en aumento una fuerte conciencia y convicción que para nosotros la comunicación es y debe ser para la comunión, para el diálogo y la comprensión recíproca.
Hablar no para afirmarse a sí mismos, sino para encontrarse, escucharse y comprenderse el uno al otro.
Tener el gusto de dialogar para comprender y construir juntos.
Son actitudes que, desde mi perspectiva, son profundamente diversos de otras dos actitudes muy difundidas:
-En la práctica periodística, la tendencia a crear contraposiciones, tensiones, conflictos, a describir la realidad siempre en estos términos, no sólo, sino a usar la palabra para resaltar y profundizar los conflictos en vez de resolverlos en una síntesis superior. Si se ven con finura y lealtad los problemas y las cuestiones abiertas, qué bueno; pero si se hace para hacerlos insuperables, pues no.
-Más aún, en la red, la posibilidad tendencialmente infinita de expresarse lleva fácilmente a una multiplicación de sitios, blogs, etc., que van más a un narcisismo subjetivo o a mantener posiciones de una de las partes, más que a una actividad comunicativa competente, responsable y constructiva, o que por lo menos puedan esconder tendencias de tal género. ¿Cómo hacer para contener estas tendencias y orientar, en cambio, la potencialidad de la red hacia un enriquecimiento de la vida comunitaria eclesial y de la propuesta cristiana para los que navegan en esa búsqueda? Creo que para esto estamos apenas al inicio de un camino. La reflexión se ha iniciado. Los temas de la Jornada de las Comunicaciones Sociales estimulan para esta reflexión. En las diversas Conferencias Episcopales se organizan foros y lugares de encuentro para quienes trabajan en la red. No sabemos todavía qué querrá decir “ser Iglesia en los tiempos del Internet” en unos decenios. Pero somos nosotros quienes la construimos día con día.> (Lombardi 2010, p. 4)
9.Glo-cal
<Nuestro período es muy dinámico, abre a la comunicación eclesial muchas posibilidades y hay que vivirlo con serenidad y entusiasmo.
Es verdad que hay grandes poderes informativos ante los que nos sentimos pequeños y pobres.
Pero es también verdad que la Iglesia tiene una gran vitalidad y está junto a la vida real de las personas.
No debemos tener una visión demasiado centralista de la Iglesia, debemos equilibrar la universalidad con la capacidad creativa local. Debemos ser capaces de animar las iniciativas locales, saber hacer circular las experiencias positivas e intercambiarlas, intentar coordinar e integrar las aportaciones para la comunicación de los diversos niveles, valorizando siempre la contribución informativa y comunicativa que nos ofrece la Iglesia universal.> (Lombardi 2009, p. 9)
10. “No tengan miedo”
<Debemos tener confianza, el Espíritu está obrando. Recordemos las palabras del parágrafo conclusivo de la última Carta apostólica de Juan Pablo II, de 2005, dedicada precisamente al “Rápido desarrollo de los medios de comunicación social”:
“A los operadores de la comunicación y, en especial a los creyentes que trabajan en este importante ámbito de la sociedad, renuevo la invitación que desde el inicio de mi ministerio de Pastor de la Iglesia universal he querido lanzar al mundo entero: “¡No tengan miedo!”.
¡No tengan miedo a las nuevas tecnologías!, ya que están “entre las cosas maravillosas” -“Inter mirifica“- que Dios ha puesto a nuestra disposición para descubrir, usar, dar a conocer la verdad, incluso la verdad sobre nuestra dignidad y nuestro destino de hijos suyos, herederos del Reino eterno.
¡No tengan miedo a la oposición del mundo! Jesús nos ha asegurado “Yo he vencido al mundo”.
¡No tengan miedo a la debilidad e incapacidad de Ustedes! El divino Maestro ha dicho: “Yo estoy con Ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Comuniquen el mensaje de esperanza, de gracia y de amor de Cristo, manteniendo siempre viva, en este mundo que pasa, la perspectiva eterna del cielo…” (n.14).> (Lombardi 2009, p. 10).
<Tenemos que superar los complejos de una vida religiosa que se esconde y se avergüenza de sí misma. No podemos seguir pensando que somos estado de perfección, pero sí podemos afirmar que somos alternativa místico profética al servicio de la vida en la cultura de la imagen y de la inmediatez.> (Madera 2009, p. 3).
Necesidad de la evaluación.
(Si hay publicaciones de prensa, radio o Televisión diocesanas o de mayor alcance hay que animarlas, también si es menester a evaluar su cualidad y utilidad y los recursos que requieren; es necesario a veces dar paso a nuevas iniciativas. Hoy, por ejemplo, es indispensable garantizar una eficaz presencia de la realidad diocesana en la Web. (Lombardi 2009, 7).
Mi artículo sobre evaluación.
Costos económicos.
<Es necesario recordar siempre que la comunicación – sobre todo en la Iglesia – es un valor que requiere energías y comporta costes, pero que raramente genera entradas económicas. En este sentido es necesario ayudar a nuestros superiores a tener una mirada alargada, tener en cuenta que hay vueltas y resultados que no son monetarios pero que son importantes, por lo que vale la pena invertir y gastar; de lo contrario no se obtendrán. Es menester, muchas veces, dedicar recursos económicos o buscarlos para ayudar a la comunicación no solamente desde el punto de vista de la disponibilidad de los instrumentos materiales, sino también, y aún más, de la formación de personas cualificadas y capaces.> (Lombardi 2009, 7).
Bibliografía
– Lombardi, Federico, S.J. (2009) “Los medios de comunicación católicos – El ejemplo comunicativo de la Santa Sede”, Zenit.org, 17 de febrero de 2009. Ponencia en la Asamblea Anual de la CEMCS (Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española). ZS09021701 – 17-02-2009
Permalink: http://www.zenit.org/article-30217?l=spanish
– Lombardi, Federico, S.J. (2010) “Comunión eclesial y controversias: libertad de expresión y verdad en la Iglesia”, Zenit.org, 23 de octubre de 2010. Ponencia en el Congreso Mundial de Prensa Católica del 4 al 7 de octubre.
– Madera Vargas, Ignacio, SDS (Presidente de la CLAR) (2009) “Análisis de la realidad eclesial”, Ponencia en la Asamblea de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Guatemala, Ciudad de Guatemala, Enero 24 de 2009.
– Martínez de Toda, José (2010) “Teología de comunicación en tiempos de interconectividad y de compartir en redes”. 14ª. Conferencia Internacional sobre Teología y Comunicación. Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) y Universidad Finis Terrae (Santiago de Chile), Santiago de Chile, 9-10 septiembre 2010. Word.
Aparecerá en http://theocom.net/index.php?option=com_frontpage&Itemid=88
– Martínez de Toda, José (2009) “El Dios Comunión: repercusiones sociales y comunicativas”, en Revista ITER…
– Raigón, Guillermo. (1995) “Iglesia católica y medios de comunicación social”, en Temas de Comunicación, N. 7, Escuela de Comunicación Social, Ucab, Caracas.